Comprar un ordenador y que nos sirva dos-tres años, cuatro como máximo, es a día de hoy la tónica habitual de cualquier usuario del mundo de la informática. Esto se puede extender a móviles, electrodomésticos, periféricos y en general, una gran parte de todo lo que nos rodea. Partiendo de este tema, Televisión Española ha coproducido un interesante documental llamado ‘Comprar, tirar, comprar‘, el cual fue emitido hace un tiempo y como de costumbre, ha pasado totalmente desapercibido en la pequeña pantalla, pero que está sonando bastante en internet.
El tema de la producción es el concepto que actualmente mueve el mundo del consumismo exacerbado y domina buena parte de nuestra sociedad en muchas de sus facetas: La obsolescencia programada. Pero veamos un poco más a fondo los asuntos que trata este magnifico documental y cómo está hecho.
¿Qué es la “obsolescencia programada”?
El guía del documental es un chico que desea imprimir un documento desde su impresora, comprada hace sólo un par de años y que casualmente, y a pesar de mostrar un buen estado físico, ha dejado de funcionar. Todos los técnicos y vendedores de informática le recomiendan adquirir una nueva impresora directamente, ya que el arreglo es mucho más costoso que comprar una nueva. El chico se dispone a investigar la causa del problema y descubre que en el fondo, existe un chip que los fabricantes incorporan a dicha impresora, para que llegado un número determinado de impresiones, 5.000, el aparato deje de funcionar, aunque no esté averiado.
Es una técnica para que el consumidor tenga que volver a la tienda a comprar un nuevo modelo íntegro. Una técnica totalmente planificada por los empresarios, ingenieros, diseñadores y demás gremios conocida como la “obsolescencia programada“, fundamentada en escritos que estuvieron a punto de convertirse en obligatorios en un pasado no tan lejano. Sin embargo, en la práctica y pese a no ser oficiales, dicha técnica es utilizada en todas las cadenas de producción de nuestro dominante sistema consumista social y empresarial.
El documental cuenta que a nivel social y psicológico, la obsolescencia programada consigue despertar en el consumidor la actitud de comprar un producto totalmente nuevo, un poco antes de que se rompa, marcando un temprano fin de vida útil. Por lo tanto, los productos actualmente tienen una “fecha de caducidad“, a partir de la cual dejan de funcionar y pueden considerarse como muertos, siendo necesaria la re-inversión y compra nueva, fomentando el consumismo y alimentando una cadena económica que no se detiene nunca.
¿Se pueden crear productos que nunca se estropeen?
Sí. Rotundo. Los avances de mediados del Siglo XX en muchas áreas ya mostraban que diseñadores e ingenieros eran capaces de crear productos que no se rompían nunca. Resistían años y años sin necesidad de mantenimiento, cambios ni reparaciones. El documental muestra, por ejemplo, una nevera comprada en 1985 que lleva 25 años funcionando constantemente y jamás ha sufrido un sólo problema. También habla de la aparición de medias que no se rompían y bombillas que duraban años y años encendidas sin llegar a fundirse. Hoy en día, en sus cajas podemos leer claramente, 1.000 horas de luz. Una fecha de caducidad programada.
Existen avances técnicos impresionantes hoy en día, que permiten crear grandes productos, pero esto no interesa a nuestra actual sociedad capitalista y empresarial. Por lo tanto, determinados empresarios se reunieron en su momento con dichos ingenieros y obligaron a establecer una encubierta fecha de caducidad a todos los productos creados. De otra manera y llegado a nuestro avanzado conocimiento técnico, los productos durarían siempre, se reducirían las ventas y nadie compraría de forma regular, eliminando consecuentemente millones de puestos de trabajo y beneficios millonarios.
Buena mirada al pasado, buen repaso del consumismo social.
‘Comprar, tirar, comprar’ sitúa el origen de la obsolescencia programada en el crack del 29 en los EE UU. Este concepto fue una de las soluciones para recuperarse de la recesión económica y garantizar un flujo de movimiento económico relativamente constante en base a lo comprado, que además crearía puestos de trabajo. El documental muestra muchísimo archivo en blanco y negro de aquellos momentos, referencias en películas y entrevistas a descendientes directos de grandes responsables de grandes empresas que juegan o jugaron un importante papel en este aspecto, como Philips.
Los años 50, el sueño americano y la época dorada de la publicidad sentaron las bases y el precedente para que esta sociedad del consumismo continuara activa y con éxito durante décadas en el futuro. De esta forma, se conservarían dichos puestos de trabajo y las empresas podrían continuar ingresando millonarios beneficios en un flujo más o menos constante. Todo esto suena a teoría de la conspiración, sin embargo, el documental argumenta estupendamente dicha teoría bastante patente, tan real como observar lo que te rodea en el mismo entorno en el que te halles leyendo este artículo.
La otra cara mostrada en el documental es el vertedero de toda esta chatarra autodeclarada obsoleta prematuramente. Gran parte de ella va a parar a Agbogbloshie, un lugar en Ghana considerado como el mayor vertedero de productos electrónicos del mundo. Multitud de empresas anuncian por una cara que envían tecnología “de segunda mano” a estos lugares para sanar la brecha cultural existente entre los países desarrollados y el tercer mundo, cuando lo que realmente hacen es enviar toneladas y toneladas altamente contaminantes a un lugar en del que nadie quiere saber nada.
A continuación les dejo el documental entero y sin cortes para que se tomen un momento, lo vean y saquen sus propias conclusiones.
Sí. Rotundo. Los avances de mediados del Siglo XX en muchas áreas ya mostraban que diseñadores e ingenieros eran capaces de crear productos que no se rompían nunca. Resistían años y años sin necesidad de mantenimiento, cambios ni reparaciones. El documental muestra, por ejemplo, una nevera comprada en 1985 que lleva 25 años funcionando constantemente y jamás ha sufrido un sólo problema. También habla de la aparición de medias que no se rompían y bombillas que duraban años y años encendidas sin llegar a fundirse. Hoy en día, en sus cajas podemos leer claramente, 1.000 horas de luz. Una fecha de caducidad programada.
Existen avances técnicos impresionantes hoy en día, que permiten crear grandes productos, pero esto no interesa a nuestra actual sociedad capitalista y empresarial. Por lo tanto, determinados empresarios se reunieron en su momento con dichos ingenieros y obligaron a establecer una encubierta fecha de caducidad a todos los productos creados. De otra manera y llegado a nuestro avanzado conocimiento técnico, los productos durarían siempre, se reducirían las ventas y nadie compraría de forma regular, eliminando consecuentemente millones de puestos de trabajo y beneficios millonarios.
Buena mirada al pasado, buen repaso del consumismo social.
‘Comprar, tirar, comprar’ sitúa el origen de la obsolescencia programada en el crack del 29 en los EE UU. Este concepto fue una de las soluciones para recuperarse de la recesión económica y garantizar un flujo de movimiento económico relativamente constante en base a lo comprado, que además crearía puestos de trabajo. El documental muestra muchísimo archivo en blanco y negro de aquellos momentos, referencias en películas y entrevistas a descendientes directos de grandes responsables de grandes empresas que juegan o jugaron un importante papel en este aspecto, como Philips.
Los años 50, el sueño americano y la época dorada de la publicidad sentaron las bases y el precedente para que esta sociedad del consumismo continuara activa y con éxito durante décadas en el futuro. De esta forma, se conservarían dichos puestos de trabajo y las empresas podrían continuar ingresando millonarios beneficios en un flujo más o menos constante. Todo esto suena a teoría de la conspiración, sin embargo, el documental argumenta estupendamente dicha teoría bastante patente, tan real como observar lo que te rodea en el mismo entorno en el que te halles leyendo este artículo.
La otra cara mostrada en el documental es el vertedero de toda esta chatarra autodeclarada obsoleta prematuramente. Gran parte de ella va a parar a Agbogbloshie, un lugar en Ghana considerado como el mayor vertedero de productos electrónicos del mundo. Multitud de empresas anuncian por una cara que envían tecnología “de segunda mano” a estos lugares para sanar la brecha cultural existente entre los países desarrollados y el tercer mundo, cuando lo que realmente hacen es enviar toneladas y toneladas altamente contaminantes a un lugar en del que nadie quiere saber nada.
A continuación les dejo el documental entero y sin cortes para que se tomen un momento, lo vean y saquen sus propias conclusiones.
Para ampliar la información, sabiendo qué es lo que pasa con toda la “Basura Electrónica” en la actualidad, recomiendo este post:
Consumo Responsable.
Vivimos en una sociedad que favorece el consumismo. Nos hemos convertido en la generación de usar y tirar. La publicidad nos bombardea con anuncios cuyo objetivo no es nuestro bienestar, sino hacernos engranajes de un sistema que reduce a las personas al papel de meros consumidores sumisos.
Este modelo económico de producción y consumo tiende cada vez más a su agotamiento. Es impensable hacer frente a los problemas ecológicos y sociales que nos afectan sin detener la complicada maquinaria y estructura que los producen: el neoliberalismo.
Como consumidores, último eslabón del sistema económico, tenemos una responsabilidad, pero también tenemos un poder. El PODER de decidir qué comprar.
Si reducimos lo que consumimos o usamos, si reutilizamos las cosas y eliminamos todo lo de usar y tirar, si reparamos las cosas que se estropean, si reflexionamos sobre lo necesario y lo superfluo y si nos planteamos reeducarnos en el consumo de agua, energía y papel, si somos responsables a la hora de comprar o utilizar servicios, es posible reconducir esta alarmante situación.
Con nuestra forma de consumir podemos influir en la marcha de la economía y del mundo de una forma directa. Un consumo consciente y responsable, orientado al fomento de actividades satisfactorias para la naturaleza y las personas es una gran contribución y un decisivo instrumento de presión frente al mercado.
Si reorientamos nuestras necesidades y nos damos cuenta de lo poco que necesitamos para ser felices y amigables con nuestro PLANETA, podemos dar el verdadero salto hacia una consciencia real y acorde con las verdaderas necesidades ambientales, sociales y económicas de nuestro presente.
El verdadero cambio comienza primero en nuestros corazones, en nosotros mismos.
No esperes a que el otro cambie.
Pensá.
Reflexioná.
Tomá Consciencia.
Comienza una NUEVA ERA.
Es el TIEMPO de la UNIÓN.
Es el TIEMPO del CAMBIO.
Es el TIEMPO de la CONSCIENCIA GLOBAL.
Es el TIEMPO de la ACCIÓN.
Es TIEMPO de Ser UNO.
Y Jamás Te Olvides Que,
¡¡¡ENTRE TODOS, PODEMOS!!!
AYUDAME/AYUDATE/AYUDALOS
http://consciencia-global.blogspot.com
Consciencia-Global te recomienda:
* La Nación Universal
http://www.theuniversalnation.net
(The Omar Nahúm Site)
It Is Time To Be ONE
El verdadero cambio comienza primero en nuestros corazones, en nosotros mismos.
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Saludos Cordiales
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4 comentarios:
Excelente
Muy completo y para pensar. saludos
Cómo combatir la obsolescencia programada:
La obsolescencia programada es consciente de que existe riesgo de reacción adversa del público consumidor al descubrir que el fabricante lo estafó deliberadamente invirtiendo en diseño para que su producto se volviese obsoleto más rápidamente a fin de que los clientes recurran a la competencia y basen su elección en durabilidad y buena calidad del producto.
Esta reacción adversa del público debe ser alentada y convertida en una decidida combatividad contra la obsolescencia programada, para lo cual menciono aquí algunos tips:
* No dejarse arrastrar por el consumismo que sus artífices estafadores propugnan.
* Quienes disponen de tecnología analógica no la desprecien, sigan usándola, sin despreciar tampoco lo bueno que hay de nuevo como el DVD o el MP3 para lo que vayan adquiriendo en películas y música bajada de Internet que no pudieron adquirir en los medios analógicos.
* No pretender compulsiva y maniáticamente pasar toda la música y películas que se tiene a DVD y MP3. La tecnología digital debe ser considerada como un complemento a la tecnología analógica, no un total sustituto.
* No botar, vender ni regalar los discos de vinilo, cassettes ni videocassettes VHS.
* Tener el equipo de sonido en buenas condiciones, haciendo reparar el tornamesa, los decks de cassettes y el reproductor de CD, en caso de que estén averiados.
* Los decks de cassettes sin ventanas les dan apariencia de obsoletas a las "cassetteras" de los equipos más modernos de sonido, walkmans, radiograbadoras y videograbadoras VHS; la solución es abrir ventanas con cristales a los decks para que se puedan ver los cassettes; esta labor se puede hacer de forma casera o solicitarla en un taller de servicio técnico.
* No botar un artículo electrónico en caso de que se malogre, sino mandarlo reparar.
Existen talleres de servicio técnico especializado para reparar los artículos electrónicos, talleres que son unas verdaderas trincheras de combate contra la obsolescencia programada. En ese aspecto, el continente “subdesarrollado” América Latina -por muy despreciado que sea por Estados Unidos y Europa- está más desarrollado que dichas zonas “desarrolladas” del mundo, ya que, aunque por motivos de ahorro económico, saben valorar lo que es bueno, no lo desperdician, reparan los artículos analógicos en vez de botarlos, y también los digitales reparables, como por ejemplo, los monitores de las computadoras y los reproductores de DVD.
Más información en los artículos "¡No a la obsolescencia programada!" y "Tecnologías analógica y digital de sonido", que están en la sección "Notas" de mi perfil de Facebook.
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